Con más de 600 personas presentes, el Club Recreativo Confraternidad de Sampacho celebró este sábado la reinauguración de su emblemático salón de fiestas. La noche tuvo todos los ingredientes de un gran acontecimiento: música en vivo, reconocimientos, y una comunidad unida por el esfuerzo y el sentido de pertenencia.

El sábado 10 de mayo, el Club Recreativo Confraternidad, institución con 93 años de vida, escribió una nueva página en su rica historia. Luego de meses de intenso trabajo, la comisión directiva logró recuperar por completo el salón social, un espacio emblemático que volvió a cobrar vida gracias al compromiso de toda la comunidad sampachense.

La noche de reinauguración fue inolvidable: más de 600 personas disfrutaron de una cena tradicional con asado, música en vivo a cargo del reconocido conjunto “Los Líderes”, y una ambientación que evocó las grandes veladas de antaño.

Entre los presentes se destacó la participación del presidente de la Liga Regional de Fútbol de Río Cuarto, Camilo Máñez, quien entregó una plaqueta conmemorativa y felicitó a la institución por el gran paso dado. También estuvieron el intendente local Franco Suárez, que anunció un aporte de 5 millones de pesos para obras en la fachada del club, y autoridades religiosas como el padre Osvaldo Leone, quien bendijo el espacio y entregó una Cruz de San Benito como símbolo de protección.

En sus palabras, el presidente del club Federico Bas, emocionado, agradeció a la comisión —con fuerte presencia femenina— y destacó el esfuerzo colectivo: «Este club es de todos. Recuperar este salón fue un sueño que hoy se hace realidad. Y esto recién empieza».

Durante la velada se entregaron reconocimientos a familiares de históricos dirigentes que dejaron su huella en la institución, como Hugo Vicario, Santiago “Yaco” Bordese, José Jurado y muchos otros.

Hoy, el salón no solo es un espacio para fiestas, sino también el hogar de disciplinas como vóley y newcom, que aportan movimiento, amistad y deporte a la vida cotidiana del club.

La reinauguración del salón de Confraternidad marca un ejemplo inspirador dentro de la región: cuando hay compromiso y amor por los colores, los sueños vuelven a hacerse realidad.